El apego es un dolor silencioso que esconde nuestro ego en las habitaciones profundas de nuestra conciencia.

Y es tu Divinidad la que te va puliendo, paso a paso, para demostrarte el poder que tienes sobre tu mundo interno. No hay nada que no puedas atravesar o enfrentar porque cuando abres las puertas al Amor estás permitiendo que Dios recupere su espacio en ti. No hay fortaleza más grande que esa, y da igual la oscuridad que tengas que atravesar, sabes que vas de su mano, sabes que no estás sola y te vuelves imparable. No hay nada que te detenga. Sientes profundamente que la Luz, tu Luz puede con cualquier sombra. Ya no temes recuperar tu poder porque este poder viene del Amor Real y de La Paz Interna de la Creación, y te rindes a Ello. 

“El Amor más grande”- Rebeca BenLuz-

En mi día a día puedo observar cómo hemos estado tan sometidos a la falta de amor en nuestro interior y en nuestro exterior, que cuando fluyes con él y colaboras con él porque se ha convertido en tu motivación diaria empieza a moverse en el de enfrente la desconfianza. Desde pequeños hemos aprendido a desconfiar. Nos enseñaron a desconfiar de nuestras emociones, de nuestra creatividad, de nuestro Ser, de lo que veíamos o intuíamos…Fuimos adiestrados para separarnos de nosotros mismos y del mundo, y dejarnos arrastrar por sólo una cosa: por los apegos. El ego vive en apego y el apego es separación.

Así que si ya de por sí desconfiamos del de al lado por todo lo que aprendimos, cuando estamos delante del amor incondicional nuestra desconfianza salta con más fuerza en nuestra mente ego. He podido notar esto muchas veces. ¿Y por qué hace esto nuestra mente? Porque el amor no te dice lo que tu ego quiere escuchar, más bien le desmantela y eso el ego lo vive como una amenaza, podría ser su muerte, su destrucción. También porque el Amor va a movilizar muchas emociones que no están alineadas con el amor dentro de nosotros, y ese movimiento no es controlable, nos asustamos y nos apartamos del Amor creyendo que así dejamos de sentir esa marea incómoda, cuando lo que en verdad ocurre es que esa marea se vuelve a ocultar y a anestesiar. También ocurre que el Amor no es controlable. Si alguien que está vibrando en Amor Real se acerca, la energía del ego percibe que no es controlable, y al ego le gusta tener todo controlado, predecir todo para tenerlo bajo su control, así que sale por patas huyendo de él.

Todo esto proviene de los apegos del ego.

Estas suelen ser las reacciones más comunes, pero el Amor es sabio. Va paso a paso dejando su chispa para que vaya creciendo en el corazón del otro y que de esa manera te vaya permitiendo la entrada.

He tenido que aprender a regular mi energía, dependiendo ante qué personas,  para que esa reacción tan primitiva del ego no se diera, y para que su desconfianza se fuera disolviendo gradualmente. Reconozco que he tenido muchas conversaciones con esa energía, con el Amor, para ponernos de acuerdo. He tenidos momentos de sentir un aura tan fuerte y expansiva que sostener eso durante un largo tiempo no me permitiría hacer vida, digamos “normal”. Otras muchas veces la pierdo de vista, pero aunque la pierdo de vista una parte de mí, que cada vez se está haciendo más grande y cogiendo más espacio, la siente ahí. Esto no es algo que no me ocurriera antes, siempre ha estado ahí, sólo que no era consciente como ahora de ello. No sé si fue por el 2008 o 2009 que noté que “algo” se movió y despertó, ahora ya he podido darme cuenta de que aquello tenía que ver, y mucho, con todo este proceso. Recuerdo que fue por esa época, porque fue tres o cuatro años después de que muriera mi madre.

Ser consciente ahora de ello ha sido gracias a ir soltando dentro de mi todos los apegos que ocupaban el lugar de mi Ser. Ir reconociendo todas esas partes que estaban apegadas a lo que no era real, a lo que el ego había fabricado, con mi permiso, claro.

Donde está el ego está el apego, y donde está el apego está el ego. Son uno, inseparables. Y mientras estás identificado con esa energía egoica no puedes ser consciente del Amor Real en ti, de lo que sí eres y no eres.

Identificarse con esa parte tan limitada que hemos fabricado nos adormece profundamente a tal nivel que perdemos de vista lo real, lo esencial. Para mi identificarse es aferrarse. Nos hemos aferrado a lo irreal y hemos dejado de ser conscientes de lo real, del Amor.

Cuando trabajas con intensidad y gran motivación en tu interior te vas dando cuenta de eso, de que nada es real salvo el Amor. Ni el sufrimiento, ni el miedo, ni la culpa, ni el pasado, ni el futuro, ni las opiniones, ni las creencias, ni el peligro, ni los pensamientos, ni siquiera la muerte son reales. El ego no es real. Todos estamos a salvo y protegidos en el Amor. El ego, su forma de vida, si es que se le puede llamar “vida”, es una opción, nada más. Un sueño en el que puedes elegir permanecer o del que eliges salir. Y para salir de él tendrás que atravesar lo que no te permite salir de él: el apego.

El apego, al menos en mi experiencia, sólo se puede enfrentar y deshacer de una manera: a través del Amor, de darte amor, de elegir amarte dentro de ti. Cuando eliges amarte y reconocer el amor en ti, tu ser va a desmoñar al ego por completo. Cada dolor que vives no es más que tu Ser quemando tu ego, sacando lo que te sobra, lo que ya estaba ahí aferrado en tu consciencia y sustrayendo de ti mucha energía.

En mi caso creo que lo que más me ha ayudado es no tener miedo al dolor. No sabría decir por qué no temo al dolor…ni por qué he estado siempre dispuesta a renunciar en mi vida a lo que hiciera falta para encontrarme a mi misma y vivir el amor real. No sé la razón por la que nunca dejé que este mundo me arrastrara totalmente. Siempre me decían que era bruta y que iba contracorriente. No sé la razón, pero estoy agradecida por ello. Por eso cuando me pregunta alguien que ha elegido entrar en este camino cómo puede lidiar con su proceso espiritual yo le digo que con valor, el valor de no tener miedo al dolor y a renunciar a lo que se le vaya pidiendo durante todo su proceso, porque si algo hace este proceso es devolverte a tu Plan Divino, a tu Ser y a al verdadero Amor de la Fuente. Este proceso te lleva de retorno a tu verdadero hogar, te lleva a Dios.

Este proceso te va a poner de frente a todos los apegos que has estado acumulando para que les sueltes. Te va a decir, “este era el plan de tu ego, pero este es Mi Plan, ¿qué vas a elegir?” Te hace renunciar una y otra vez a todo lo que tu creías que era cierto, a tus expectativas personales, a todo lo que mantenía tu mundo antiguo, el mundo de tu ego. ¿Todos eligen el Plan Divino? No. Ese es el libre albedrío del que todos gozamos. Y aunque cada una de las personas que estamos en este mundo estamos llamados a evolucionar hacia nuestro Plan Divino, al Amor Real, no todos elegimos llevarlo a cabo al mismo tiempo. Tal vez eso también forma parte del Plan Total De Dios, no lo sé, pero yo cuando veo a alguien o me hablan de alguien puedo sentir claramente si en esta vida lo llevará a cabo. No sé tampoco la razón, pero lo siento con una seguridad que no sabría explicar. Es la claridad de sentir que esa persona tiene aún mucho por delante y que su aferramiento al mundo de los sentidos, del ego es aún muy fuerte. Son personas que aún creen en las pérdidas, que viven bajo mucho miedo y con un control de todas las cosas demasiado grande. Que temen el dolor y la soledad muchísimo. Personas que el drama de la vida les ha tomado totalmente, que no están dispuestos a soltar nada  o muy poco porque aún sus mentes no han evolucionado lo suficiente. ¿Almas jóvenes? tal vez…

Una vez le pregunté eso a Dios: ¿Por qué unos sí y otros no?

¿Te gustaría saber la respuesta? Esto es lo que me dijo:

“Todos venís de mí y a mi volveréis. No es cuando yo quiera, en eso consiste vuestra libertad, en elegir la verdad o no, y cuando la verdad sea más importante para vosotros que cualquier otra cosa en vuestras vidas sólo entonces retornáis. Y  la verdad soy Yo, es el Amor. No podéis convenceros entre vosotros porque yo no voy a intentar convenceros nunca; jamás actuaría sobre vuestra libertad. Cada uno decide qué hacer con sus experiencias, de hecho no hay ninguna experiencia que vosotros mismos no hayáis elegido vivir y que no estéis eligiendo vivir. El error está en que habéis olvidado para qué elegisteis vivir cada experiencia. Unos han tomado la decisión de que lo que han elegido vivir no lo han elegido ellos y lo toman como una desgracia o un mal augurio. Otros han tomado de esas experiencias que ellos mismos han elegido vivir el mensaje importante que les permite evolucionar y cuestionar, crecer y acercarse más a lo que son. Los primeros no han hecho nada, sólo crearse más miedo y dolor, reforzarse aún más en lo que no son. Y aunque os resistáis a aceptarlo, lo están eligiendo así una y otra vez. Sabes que tú elegiste, ¿por qué crees que los demás no están eligiendo libremente al igual que tú lo hiciste? Te niegas a creer que alguien elija la primera opción, ¿quién querría eso? te dices… No se trata de que lo entiendas sino de que lo aceptes. Tienes que aceptar que son libres en su elección y que están eligiendo eso, el por qué ya lo sabes, y es el por qué lo que no te gusta. Quieren eso. Dicen que no pero es lo que quieren en el fondo. Hay personas que quieren el sufrimiento y personas que no, en eso radica las elecciones que hacemos, en lo que queremos. Prefieren el sufrimiento a la verdad. Creen que el sufrimiento y el sacrificio les da más beneficios que no sufrir, que no sacrificarse. Sé que no lo comprendes, y es que no tiene comprensión. Sólo es comprensible el amor, lo que no es amor no es comprensible. Sólo acéptalo. Aprende a amar a quienes eligen eso pero no les conviertas en un obstáculo para continuar profundizando tu misma en la verdad y en el Amor. Que sus elecciones no afecten a las tuyas. Sencillamente ámate, ámales y continua tu camino. Asciende con quien sabes que vas a ascender”

Lo reconozco; en verdad buscaba que la respuesta fuera que todos queremos lo mismo y de la misma manera. Que queremos ser felices, que todos evolucionan hacia la Verdad, ese era mi deseo porque quería que personas que me importan eligieran lo mismo que yo, pero pasé por alto que para muchos la felicidad está en su propio sufrimiento, que hay muchos que envejecen pero no crecen, que hay un apego fuerte al sufrimiento y a la dependencia,  y que creen que es la única manera de vivir, que el sufrimiento no es una opción, sino una imposición; aprenden a acomodarse en ella y convierten sus vidas en una búsqueda de algo por lo que sufrir en vez de en una búsqueda de la felicidad real. Al igual que en altas esferas existen personas que las gusta el sufrimiento, no había caído en que en las bajas esferas (por llamar de algún modo a lo cotidiano) también las hay. Y recordé personas que he conocido a lo largo de mi vida y mi trabajo que sí, elegían sufrir porque querían más eso que la libertad del sufrimiento que yo las ofrecías. Han pasado muchos años, y cierto es que siguen en el mismo lugar eligiendo las mismas cosas.

Cuando escribí esta respuesta quise profundizar más en el apego. Revisé en mi mente todo lo que elegimos que nos haga sufrir, aceptando que todo es una elección, y me di cuenta de que en gran medida nos han hecho creer tanto en el sufrimiento que nos hemos apegado a él. Y también pude verme a mi misma hace años renunciando a creer en el sufrimiento.

Cuando he estado delante de alguna situación que generaba sufrimiento en otros yo me veía desde otro lugar…era la sensación de que no podía ser que algo externo pudiera tener la fuerza de hacernos sentir tan mal. En parte había cierta represión a sentir el dolor y lo escondía, pero una gran parte de mi no se involucraba no por reprimirlo sino porque yo elegía que aquella situación no tuviera poder sobre mi. Me recuerdo diciéndome: “Rebeca, esto no va a poder contigo, esto no es más grande que tú…” Y esas palabras me hacían sentir una paz en esos momentos que no sabría explicar. Era como renunciar a que lo externo tuviera control sobre mi, y desde ahí era capaz de dar repuestas y soluciones a cualquier situación. Como digo, sí existía una parte de represión de lo que sentía, pero también se daba a la vez esta otra parta de mi que permanecía en paz y sin alteración ninguna, que no se dejaba llevar ni por el drama ni por el sufrimiento.

El apego al sufrimiento es el apego a todas esas creencias que nos han enseñado y que nos dicen, para que así lo experimentemos, que en las pérdidas tiene que haber sufrimiento, que en una separación o muerte tiene que haber sufrimiento, que en un accidente tiene que haber sufrimiento, que si te echan del trabajo es motivo de sufrimiento, que si tomas ciertas decisiones haces sufrir a otros, que si estás enfermo tienes que sufrir…Todas esas creencias nos han creado una realidad en la que por casi todo tenemos que sufrir, y si no lo hacemos es que somos insensibles y poco compasivos. Nos han dicho que en el sufrimiento del otro también tenemos que sufrir…

Y si rascamos más en todo esto, uno se da cuenta de que el apego a esas creencias está ahí. El apego es el que nos hace daño. Nos aferramos a alguien y cuando se va, sufrimos. ¿Nos hace sufrir el otro? no, es nuestro apego a esa persona. Es nuestro apego a lo que creíamos que nos daba, a la idea que tenemos sobre él. Nadie ni nada tiene el poder de hacernos daño, nadie ni nada tiene el poder de hacernos sufrir, pero nos creemos que sí. Y sólo creer que es así es lo que nos da la garantía de que sufriremos, es lo que nos retira el poder sobre nosotros mismos cediéndoselo a las creencias, a lo externo, al de al lado…al sufrimiento.

El apego está lleno de miedo, está lleno de culpa, porque en el momento que nos apegamos a una creencia si no la llevamos a cabo y faltamos a ella nos sentiremos culpables, y viviremos siempre con miedo a ir en contra de esas creencias a las que estamos tan apegados.

El apego siempre conllevará mentira. En el apego siempre habrá engaño, porque estaremos viviendo desde el miedo y el miedo nos hace mentir y mentirnos. Sólo en el amor hay verdad. Un amor sin apego es un amor sin engaño.

El apego conllevará control. Control de no saltarnos los valores que hemos aprendido y que no son nuestros; control de no faltar a nuestras creencias; control del otro, control de uno mismo, control a que no se revele la verdad de la mentira.

Los apegos nos debilitan. Está lleno de posesión; en el apego me creo que me estoy adueñando de algo y ese algo se adueña de mi. Todo lo que hago “mio” hace que pierda parte de lo que soy en verdad. Sólo eres dueño de ti mismo, pero en el momento que crees ser dueño de algo más con los posesivos de “mi” estás desocupando gran parte de tu espacio y te pierdes a ti mismo. Cuando te pierdes a ti mismo te debilitas, el poder lo tiene lo que crees que es tuyo, y donde tu crees ser de alguien.

El apego nos lleva al rechazo, al rechazo del amor. Rechazo a que entren en tu vida personas nuevas, rechazo a crecer, rechazo a soltar, rechazo a evolucionar, rechazo a salir de un lugar, de una casa, de una ciudad…rechazo a la soledad, rechazo a que algo finalice, a cerrar ciclos; el apego siempre conllevará rechazo a muchas otras cosas de la vida, de lo que la Vida tiene en verdad para nosotros.

El apego te hace aferrarte al pasado, a la imagen que yo tenía del otro. A la imagen que yo me hice de mi mismo.

El apego nos impide ser libres. La libertad viene del auténtico amor por uno mismo, y en el apego no hay sitio para ese amor, sólo para el sustituto que hemos inventado, sólo para todas las creencias a las que nos hemos aferrado.

El apego es una adicción del que uno se tiene que desintoxicar.

El apego tiene miedo a la soledad, al abandono, a que le “dejen”, a que no lo quieran o acepten, a que le retiren “amor”; nadie puede darte el amor que tú no te des, tú no puedes sentir el amor que no tengas dentro. Puedes sentir el anestesiante de tu ausencia de amor, eso es lo que hace el apego, anestesiar el dolor de tu ausencia de amor. Nadie tiene el poder de abandonar a nadie, nadie tiene el poder de que te haga sentir solo, nadie tiene el poder de dejarte. Esa es la percepción de tu apego, es el reflejo de tu ausencia de amor, de lo que te haces tú a ti mismo. Es el espejo de la dependencia de tu ego.

El apego sólo busca sustraer todo aquello que nos negamos a darnos nosotros mismos. El apego es irresponsabilidad.

Sabemos tan poco del amor…y lo hemos equivocado tanto con el apego…

He pasado por mis propios procesos de desapego y algo que he reconocido y por lo que estoy muy agradecida es que estaba menos apegada de lo que me creía a ciertas cosas y descubrí  apegos que no sabía que tenía. No digo que no me haya dolido desapegarme, el dolor del apego estaba ahí queriendo salir, pero siento que no me ha importado deshacerme de todos esos apegos, y en especial el de la imagen que podía tener de mi misma. El darme de frente con una total disposición a deshacerme de mi misma, de lo que creía que yo era me sorprendió. Tal es la fuerza del Amor.

Siento que haya sido por mi decisión muy determinante a entregarme a la verdad y al amor, y que esa disposición me ha ayudado a rendirme siempre ante lo que tenía que dejar ir dentro de mí. No me importaban las resistencias, insistía hasta lograrlo, elegía rendirme al proceso hasta el final, soltarlo hasta el final. Y cada vez se va haciendo más y más fácil para mí el no apegarme y continuar desapegándome de lo que ahí pueda seguir. Es una liberación que no sabría explicar.

Por eso, cuando también me preguntan, Rebeca, yo quiero desapegarme porque sé que me hace daño, ¿cómo lo hago? Y mi respuesta es lo que yo he visto en mi que lo ha hecho, no sé si más fácil, pero sí efectivo, pues me ha garantizado el desapego: entrégate al Amor y ríndete. No te quedes ahí mirando el apego ni su dolor, ni dejes que la mente te cuente una historia sobre lo que estás dejando ir, sólo elige rendirte tal amor, elige soltarlo, elige entregarte, elige poner en el lugar de aquello a lo que estás apegado a tu Ser, al Amor, a Dios. Siente ese dolor del apego, es el amor sacándolo de ti, y deja que después ese hueco se llene de ti, de Paz, de amor. Pero no dejes que intervenga la mente, sé fuerte en tu rendición y siente sin apegarte a ese sentimiento, es pasajero; deslízate en él como en un tobogán; tiene un final, no lo dejes a medias y llévalo a término.

Cuando sueltas los apegos muchas cosas se transforman en ti. El amor ocupa el primer lugar, así que ahora, cuando estoy delante de alguien me repito una y otra vez: “Rebeca, ama. Ama a esta persona.” Entonces voy a mi interior a sentirme para amarme a mí misma, darme y abrirme a recibir en mi, con la intención de que sea el Amor el que guíe esa interacción. Con muchos apegos fuera hay espacio más que suficiente para amarte y dar ese amor. Seguramente no consiga al 100% todo el tiempo hacerlo, pero mi elección y mi intención siempre es esa. No olvidarme del Amor Real que ya está en mí. Es un entrenamiento que me ayuda, no sólo a responsabilizarme de mi misma, sino también a dejar que salga a la superficie todo aquello que me impide hacerlo. Aún estando en una conversación soy capaz de estar atenta a mi mundo interno para ser consciente de mis propias barreras al amor, atenderlas, desbloquearlas y amarme en ese lugar para instantáneamente poder extenderlo hasta la otra persona. Todo este movimiento no me impide abandonar la conversación, sigo escuchando con atención y no sabría explicar la razón por la que ambas cosas pueden suceder sin necesidad de interrumpir por mi parte nada de lo que se está dando. Es como si Dios me dijera “vete a tu interior que yo sigo escuchando a esta persona”, entonces recuerdas todo, lo que has hecho dentro y lo que estaba sucediendo fuera. Siento que esto ocurre por algo muy importante: no estoy apegada a nada en ese momento, No estoy apegada a conseguir algo del otro, no estoy apegada a ningún pensamiento de juicio sobre mi o sobre el otro, no hay ninguna intención que provenga del interés del apego a un personaje que quiera sostener, sólo que se de el amor y que sea, nunca mejor dicho, lo que Dios quiera. Y no dejo de entrenar en ello hasta que pueda conseguirlo al 100%. ¿Por qué? Algo me llama a hacerlo.

¿Existe algo mejor que el Amor? Si…vivirlo desde el desapego. De hecho, es la única manera de vivirlo y de experimentarlo totalmente.

Espero que este artículo te ayude con tu proceso.

Con todo mi Amor;

Rebeca BenLuz